Errores deliciosos...

Tres aromas, tres sentires, tres destinos…
Quisiera despertarte con el ruido lastimoso de mis tobillos subiendo las escaleras,
que me esperes somnoliento bajo las sabanas,
donde la frescura de mi piel erice la tuya,
despertarte con mi beso oportuno, ese que abre tu boca con mi lengua,
ese que no te di aquella tarde,
ese que te embriagó con el vino descubierto,
ese salado, que calmaba mis lágrimas.

Puedo dejar caer mi cajita de la vida,
siempre resguardando en mí pecho:
tu mirada picante,
tus palabras dulces,
tú eterna promesa.

Me pediste que te mintiera un te quiero,
y te lo miento, por que te quiero demasiado,
por que quiero que seas el gondolero de mi deriva,
que me ayudes a perder el miedo a no estar sola y a la inmensidad de lo que me espera.

Los domingos son el punto de partida hacia alguna dirección,
Los domingos pesan en el alma,
siento la presión representada en mi nuca,
Los domingos tengo miedo de no reconocerte,
de que no me encuentres,
de que me hayas olvidado en el delirio de las sabanas de la madrugada,
soy yo, la misma… dormime en un abrazo,
que cuando despierte será lunes y volveré a buscarte.