Para la estrella de mi limitrofe

Me sobra valor y razones,
Pero me falta permiso para escribirte…
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Camina solo en el frió invierno,
acompañado calurosamente
por la mujer que ama.
Ese hombre, es tan sencillo,
como bello.
Su sonrisa calma tempestades
y el día que pueda conciliar el sueño
eternamente con su amada,
No habrá mortal que cruce por su lado,
sin sentirlo un hombre dichoso,
de esos que le sonríen a la lluvia y al sol por igual,
por que en el interior no puede estar perturbado.
Merece más de lo que pide,
sus sueños subyagan su sentir.
En mi pequeño puerto -anclado-, ah secado cascadas de lagrimas,
con sus brazos incapaces de lastimar.
Su boca a gritado a la mía una sonrisa , varias sonrisas.
Hoy y siempre mis ojos lo esperan,
Para contarnos ramos de sueños y sentires.
La ausencia terrible que nos debilita a ambos
Puede unir un fuerte lazo de apoyo mutuo.
Rey de los mares: soy una simple sirena risueña con una cucharada de miel en la mano, dispuesta a escucharte.