Más que erizarme, la piel me la enciende,
su gran espalda, me sirve de refugio
en momentos que ni el sabe que lo necesito.
Su cariño me sorprendió un día
a esa hora donde pensé ya dormir nuevamente sola.
Me rehusé a sentir algo por él, es cierto
pero como no lograr estremecerme,
con pequeñas manos encima suyas,
que cada día le devuelven el brillo
a esos ojos que no quiere dejarse llevar
por la confianza de una mujer,
por la fidelidad, que le puedo brindar.
El viento lo trajo a mis fantasías,
nuestros personajes nos dejaron ser
nosotros mismos.
Espero tenerlo siempre,
Cuando me necesite,
cuando me dé la señal
de que cabalgamos…