
Tengo las manos asperas por la ausencia de tu piel,
poseo la mirada más lejana que se ha visto en la eternidad,
moriría en tus brazos por un ramo de calas,
no duermo sin antes recordarte,
los domingos lavo mi rostro con impotencia,
camino sin observar el camino,
me voy más allá de mi y vuelvo con vos en mi nuca,
calmo mi angustia pecando,
exhibo mis labios sin dejar tocarlos,
mi pelo, es tuyo,
odio escribir frases sueltas,
soy consciente que para narrar, debo vivir,
hoy instalada en el pasado y el futuro,
soy incapaz de contarte mi presente.