
El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban.
Escuchas otras voces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame, compañero. No me abandones.
Sígueme. Sígueme, compañero, en esa ola de angustia.
neruda
No hay comentarios.:
Publicar un comentario