Si la sublimidad no me hubiera acompañado aquella noche, hubiera jurado que no existia. Pero gracias a los golpes de la madera, a la quinta posiciòn de los dias, al arrastre de los aposentos, que se transforman para lograr un rincòn ùnico. Y sobre todo a vos...carantoño por esencia, pequeña criatura, donde se van a depositar todos mis sudores, mis deceos, mis fantasias màs reconditas. Esa soy yo, no màs, que la que guarda los instintos de incertidumbre, las esperas de rincòn, y los besos que no. me pidas.
|
3 comentarios:
Sin querer ofender al The rooster club, quedo muy fresco al leerte...
Impresionantes tus palabras!
Mil besos :)
Ahora quiero +
Publicar un comentario